Mamalluca
Un paseo alucinado por el Valle de Elqui
o
Las estrellas bajan a la Tierra
Vicuña
Alumno Hoy soñé despierto que era muy niño y que iba cojeando por Vicuña con un cuaderno y un lápiz al brazo buscando la casa de mi querida maestra Gabriela Mistral. Uva Madura Habían, un día, pasado los tordos y los chincoles, las diucas y los zorzales llevándose en sus gorjeos insaciables la savia prístina y los átomos almibarados de las uvas silvestres. Una mariposa azul, enana, tenía pintado en sus alas claras los últimos vestigios de la memoria. Ella sabía, de efímera fuente, que las hojas casi secas de las parras iban a continuar irremediablemente meciéndose en la nostalgia del olvido. Mientras los zarcillos inútiles del destino la despedirían, también, enroscándose encaprichados en la transparencia matriz diciendo: “ya cuajados de estrellas están nuestros dominios”. Camino del Inca I El Tambo Aquí descansó su mirada el chasqui y quedó sereno. Pero el rumor del Elqui rebalsando, le trajo recuerdos, y pensó en chasquidos lejanos. Y fijó la mente, y vio con su corazón la Cordillera Real, y contó las piedras. Piedras que caen desde el camino. Piedras que construyen ansias antiguas. Piedras ricas, preciosas, sagradas. Piedras del camino. Imperio mineral, hoy pintas de colores la Cordillera de los Andes y escuchas al Elqui rebalsado. Hoy, chasqui pensativo, rezas a tus dioses antes de surcar la historia. Al construir tu camino dejaste la tierra sembrada de reflejos, de lunas, de estrellas. “¡Qué voz más férrea la de tus acantilados y quebradas! ¡Qué voz magnífica la de tus crestas nevadas! ¡Madre Patria abrazadora, cobijadora, bendita es mi suerte de recorrerte!” Así rezó el chasqui en El Tambo. II Camino Estrellado Noche. Serpiente de estrellas, animal congelado. Noche de los fuegos fatuos. ¡Contacto! Vas corriendo por la Vía Láctea, chasqui. Ya tus piernas no te pertenecen, son únicamente noche, abismos estrellados. ¡Vértigo, chasqui! Tienes el vértigo a tus espaldas. Cargas la luna y soles ajenos en tus hombros. llevas el sol en tu sangre. Corres por la galaxia y te escapas del universo para mirarlo mejor, para comprender su lenguaje, su mensaje. ¿Quién te visita esta noche, chasqui? ¿Por qué corres apresurado? ¿A qué espiga del universo vas a buscar tu pan? ¿Con qué voz podrás contar mañana a qué hijos desterrados? Soledad, chasqui, es inmensa. Soledad es nuestra patria. Cerro de la Virgen Arrodillado hasta ti, sin haberme arrepentido, implorando lágrimas que aún no había derramado, llego, llego esta noche a las bodas vivas a buscar abrigo en tu manto estrellado.
Montegrande
Oración a la Virgen de la Iglesia de Montegrande, Santa Patrona del Carmen Santa Patrona del Carmen que sostienes la vid y la vida. Virgen Celestial del sol y las estrellas. Santa Patrona de la Viñas sostienes el Amor y las montañas. Virgen Germinal de la savia y de los montes. Victoria Virgen Secreta, designas con tu manto, nutres con tu signo. Santa Patrona del Carmen, Da de beber al sediento, Despiértanos a tu figura insigne, Dicta las eternidades En la gloria de tus valles perpetuos.
A Gabriela Mistral en su Tumba y Morada Celestial Niña-madre. Maestra única y serena, tuyos son los colores, arcángel de luz y fuego santo. Hija fantasma. Celeste celestial y madura. Manantial y morada Rocío Lucila Azul Estrella Reina de Chile. Cuando Dios inventó el Paraíso no se imaginó nunca que los domésticos cataclismos de nuestra amada Tierra iban a erosionar el inmemorable Valle de Elqui, Gabriela de los campos bordados. Aquí estoy en ti. Vengo a verte custodiando tu florido Montegrande, vengo a respirar tu memoria, tu alma pura y repartida. Gabriela de los planetas perdidos, Gabriela de los mantos de cuarzo, Gabriela universal y doméstica, de uva y carne, de valle, viento, patria y poesía. Clase Fantasma Y Gabriela en la escuela me dijo: Uva y estrella son una misma cosa, mi niño. Alma y Patria igual son los mismo. Hay algo de pasajero en la estadía. Hay algo de perpetuo en las cosas simples. Cielo y viñedo cumplen su ciclo. Si alguien cosecha estrellas, uvas estarán madurando en el centro de otra galaxia. Tú dirás las cosas como tu corazón te indique, y las verás como se contempla un poema, mi niño. Parte de mi alma, cariño mío. Pregúntame de tu tierra, dímelo en tu propia lengua, capullo de cielo, arrebato mío. Madre fantasma de la patria invisible, ruega por nosotros. Te lo pido. Cultiva en nuestra lengua los sueños de todos los chilenos. Llora de alegría si algún día nos ves juntos en tu gloria y la gloria de nuestra lengua. Continúa enseñándonos tu dulzura, madre invisible. Piensa en tus pueblos repartidos y siembra nuevos versos, Milagro Lucila Viento Albor Melancolía.
Elqui
Elqui I Aquí sí que tocamos los colores. Ya nadie respira. Somos cielo, nube estática, paisaje translúcido, imaginación del viento. II Pisco Elqui empina su rostro largo de cabellos celestes para deslizarse, sin sentirlo, por un arco-iris pedregoso de perfumes tenues. Entonces va encrespando su vehemencia anclada hasta encontrar las barbas verdes de las uvas preñadas. III Elqui, tus inmensos lomos rosados trepidan el canto de las nieves y las aves solitarias se mimetizan con las piedras de las montañas y ya no buscan su presa cotidiana, ellas, las aves, prefieren pasear su rumbo por lo desconocido. IV Así, Elqui dormido, como un titán que olvidó su casa de tanto soñar caminos estrellados, resposa en su lecho, holgado, sempiterno y nupcial, padre y madre rendidos. Mamalluca Las Estrellas bajan a la Tierr
Mamalluca
Las Estrellas bajan a la Tierra
Mamalluca I Mamalluca, simiente reposado. Mirando a lo profundo traes los vientos cósmicos a refrescar la amalgama inverosímil de los montes que cobijan a los valles elquinos. II Mamalluca, de tanto sumergirte en las vertiginosas cascadas de los cielos, desapareces, gota a gota. Te haces transparente y eres montaña de viento, materia ignota, espacio puro, nada. III Espacio inerte, espacio vagabundo. Noche eterna, día efímero, incierto. Fragilidad de la Vida. Consagración de la Tierra. Mamalluca reza su lejanía profunda. IV Sidéreo, Mamalluca. Sidéreo palpita sus aglutaciones galácticas. Galaxia, Mamalluca. Esta, nuestra misma galaxia, Mamalluca. Ella, esta incógnita mansión del tiempo, muda; ella estampa su abismante y originaria Victoria en la retina de los contempladores. V De estrellas estás hecho, Mamalluca, de leche solar, de sangre atómica, de abismos microscópicos. Mamalluca, bebe tus lúcidas constelaciones, amamanta a los astros perdidos, dales el néctar de tus uvas frescas. VI Mamalluca, mece tu sueño imposible, descubre hasta el último planeta y bébelo, mastícalo como desgajas a tus uvas primordiales. Desgrana, sol a sol, el racimo celestial. Succiona, por favor, hasta el fin del universo.
0 comentarios