Estamos más de 20 años dentro del nuevo milenio, el año 2000 quedó atrás y seguimos realizando las peores barbaridades de las que se ha escrito en la historia de la humanidad.
Al llegar a mi adultez, ya hace más de cuarenta años pensé erróneamente que teníamos la capacidad de madurar y evolucionar, de aprender de los errores y no volver a recorrer caminos que no eran buenas elecciones.
Con dolor llego a mi vejez, a vivir mis últimos años viendo que seguimos con las mismas prácticas primitivas de siempre.
Nuestra cultura tiene la desvergüenza de auto-proclamarse culta, preparada, evolucionada, moderna, devota e inteligente. En los libros se habla de civilización denigrando su significado. Creemos y difundimos que somos el logro de años de evolución, como si esta mentira social en la que vivimos pudiera medirse un centímetro más arriba de cualquier cultura anterior cuando casi seguro estamos por debajo de muchas.
Aun se discute de derechos humanos. ¿hay alguna duda de su importancia?
Medimos el progreso con el consumo, con la tecnología lograda.
Aun no entendimos del valor de un árbol, de un río, de la vida toda en la tierra.
Se valora y respeta el poder económico, sin importar los medios con los que se logró.
Las noticias hablan de guerras y héroes como si detrás no existiera el dolor y lo irreparable.
Seguimos siendo tribus contra tribus, odiamos al diferente.
Aun hay quienes piensan que el extranjero es el culpable, el migrante no es humano.
Tenemos el armamento nuclear suficiente para destruir 100 veces la tierra.
Estamos produciendo mas comida de la necesaria, un tercio de la población no come bien, o no come, mientras se tira lo que no se vende.
¿Civilizados? ¿Evolucionados? ¿Devotos?
El arte puede sanarnos, pero creo que es insuficiente ante tanta estupidez.
Guillermo Daniel Contreras
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