“La pintura no es un remedio, pero cura muchos males”
Octubre de 2011– José Curia, hace meses incluimos en la “Vereda del Sol” el Link a su sitio, pero nos debíamos una visita. Vino de Calabria en 1950, en realidad llegó primero su padre y tres años después lo trajo a él y toda la familia, incluido al nono.
Al principio vivió en un conventillo de Villa Maipú, San Martín. Nos cuenta, “vivíamos 10 familias en varias piezas y compartíamos un solo baño”. Eso apuró la búsqueda de un terreno y cuanto más se alejaban de la ciudad entraba más en lo que los ahorros podían alcanzar. Villa Bosch, casi una embajada italiana, era caro. Se alejaron un poco más, y sus padres compraron el terreno donde él vive hoy día en Podestá. Que lo que hoy es parte de la ciudad, en esos años estaba poblado de chacras y tambos.
El nono en Italia era barbero y zapatero, aún funciona el local donde trabajaba. José hace unos años viajó a su tierra y recorrió los recuerdos, también los pintó. Recuerda San Juan de Fiori, con dos mil habitantes, y siete iglesias, el nono hablando en mítines políticos que se armaban los domingos después de misa en la plaza. Las casa de dos plantas, arriba se habitaba, abajo se guardaba leña, pollos y un lechón con lo que se pasaba el invierno.
Hasta los 27 años no había conocido la pintura, era carpintero, había si estudiado bandoneón con Osvaldo Piro. Un día se encontró con ex compañero que era pintor, como necesitaba un lugar le dejó pintar en su taller de carpintería. Pero un día que se cortó la luz y no podía prender las máquinas, comenzó a dejar que sus manos jugaran con los pinceles del amigo, en una madera fue copiando una imagen de la virgen que había en el taller. Cuando volvió el amigo José no se animó a decirle que era suyo, pensando también en que el amigo le dijera que le parecía sin mezclar la amistad. Le dijo que había sido un vecino que lo trajo para que el opinara. Le pregunto si ese vecino estudiaba pintura, porque era bueno. No dijo él, me dijo que no estudió. A esta altura José ya no sabía cómo sostener la mentira. Pero el amigo vio sus pinceles, los colores, la pintura, y se dio cuenta. Desde ese momento lo empujó a que aprendiera con maestros de la zona. Su aprendizaje duró poco más de una año y ya estaba dedicándose a pintar, presentándose en concursos y descubriendo un mundo en el que dice. “Pintar, enfrentarse a la tela, es enfrentarse a uno mismo. Uno emprende charlas con uno mismo, reflexiona, te contestas, procesas, maduras. A mí la pintura me hizo crecer, la pintura me enseñó cómo ser con los otros”.
Para ese tiempo aun no podía dejar de trabajar con la carpintería, no solo el viejo no lo entendería sino que había que comer.
Leo mucho, sólo estudie hasta 6to grado, pero mi viejo me fue metiendo en la lectura, primero historietas como Paturuzito, luego me trajo un libro, leí mucho de aventuras y eróticos, era la edad, luego la poesía gauchesca, hasta que conocí a Julio Cortázar. Y aunque le tenía bronca también aprendí a leer a Borges, un grande.
Hoy día enseña pintura y pinta. Aquí en el municipio de tres de Febrero, el intendente declaró la revolución cultural, y dice José, lo está cumpliendo. José enseña en su taller, en la “Dirección de Cultura de Caseros” y en la Biblioteca “Almafuerte” de Sáenz Peña. Estudian con él, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y para que quede claro que la pintura es para todos tiene una alumna de 84 años que hace 4 años comenzó a pintar.
Acumula más de 18 premios entre los que figuran premios municipales, un premio en México y muchos reconocimientos. Contactado con artistas de la zona, emprende exposiciones muy variadas, algunas personales, otras entre plásticos y poetas. Hace pocos meses expuso una serie de cuadros “Las 12 lunas de Federico” en Caseros, y pronto esa exposición va a hacerse en el hotel donde se hospedara Federico García Lorca cuando pasó por Buenos Aires. Habla con humildad de colegas a los que considera excelentes plásticos, muralistas y poetas.
Sigue luchando para que en su barrio se hagan exposiciones, dice por suerte este barrio que siempre fue un barrio obrero, lleno de talleres y fábricas, que había pasado en la década del los 90 a ser una barrio de desocupados, hoy está lleno de fábricas y trabajo, por eso quiere que también el arte resurja en el barrio, y cree que va lograrlo.
Acompañamos sus sueños y esperamos también acompañarlo en los hechos.
Guillermo Contreras para la www.laveredadelsol.com.ar y www.revistadelosjaivas.com
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